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Réquiem por una hormiga

Réquiem por una hormiga

Igual que el "Gran Hermano" omnipresente y vigilante de Orwell (1984, escrita hace 60 años), el "Gran Hormiguero" de Pavel Vodnik representa al Estado totalitario, que acecha, adoctrina y vigila cualquier intento por salirse de la línea de pensamiento oficial. Este precioso texto y esta preciosa metáfora tienen su aplicación todavía hoy en países donde la libertad de expresión no existe. Pero también nos sirve para reflexionar sobre la importancia de la tolerancia en cualquier ámbito hoy: las ideas no son más que ideas, que no son mejores que otras porque sean compartidas por la mayoría, y no deben imponerse, sino debatirse. Me gustaría animarte, amigo lector, y sobre todo querido alumno que me puedas estar leyendo, a pensar por ti mismo, a pensar diferente, a desafiar las ideas preconcebidas... Pero no puedo. A la hormiga de Vodnik la mataron por ello.

Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de indentificarlo con el Gran Universo. Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita: "Arriba...luz...jardín...hojas...verde...flores..." Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)

MARCO DENEVI: "La hormiga", Falsificaciones (1966)

Fotografía de ETIcas (en Flickr, bajo licencia Creative Commons).

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