"Statu quo", de Lucille Beret
Una genial minipieza dramática sobre la incomunicación y la apatía del desamor. Por Lucille Beret.
STATU QUO
FÁTIMA: ¿Y cuándo te vas?
ISRAEL: Mañana por la noche. En autobús.
FÁTIMA: Muchas horas.
ISRAEL: Muchas.
FÁTIMA: ¿Y cuándo vuelves?
ISRAEL: El sábado.
FÁTIMA: Pocos días.
ISRAEL: Pocos.
FÁTIMA: ¿Conoces a alguien allí?
ISRAEL: No. Bueno, sí. Lateralmente. De oídas. Hemos compartido algún congreso. Me conviene ir…
FÁTIMA: No he dicho nada.
ISRAEL: Ya.
FÁTIMA: ¿Ya?
ISRAEL: Que sí, que es verdad que no has dicho nada.
FÁTIMA: ¿Y dónde dormirás?
ISRAEL: En casa de unos amigos. De unos conocidos. De uno de ellos, vaya.
FÁTIMA: Ya.
ISRAEL: ¿Quieres que salgamos a cenar fuera?
FÁTIMA: Hace frío.
ISRAEL: Ya. Sí. Era por salir.
FÁTIMA: Estás todo el día fuera, Israel.
ISRAEL: Sí. Es un período un poco… lleno de trabajo.
FÁTIMA: Y de aficiones.
ISRAEL: Me relaja. Necesito desconectar.
FÁTIMA: Ya.
ISRAEL: Ya.
Silencio. Silencio. Silencio.
ISRAEL: Oye…
FÁTIMA: Dime.
ISRAEL: ... nada. Que te quiero.
FÁTIMA: Sí. Yo a ti también.
ISRAEL: Yo a ti también.
FÁTIMA: Ya me lo has dicho.
ISRAEL: ¿Qué?
FÁTIMA: Que ya me lo has dicho.
ISRAEL: Ah, sí.
Silencio.
ISRAEL: Cielo. Voy a mirar unas cosas en el ordenador.
FÁTIMA: Mira, mira.
ISRAEL: Yo… tardo poco.
FÁTIMA: No te preocupes, tengo que hacer.
Pausa. Pausa. Pausa.
ISRAEL: ¿Estás cansada?
FÁTIMA: Bastante.
ISRAEL: Entonces hasta mañana.
FÁTIMA: Hasta mañana entonces.
Que se vayan, que se quiten de la mesa cuadrada donde hablaban y que aparezcan sus sombras deslenguadas.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: ¿Vas a verla a Ella?
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Ya sabes que sí, no te hagas la ingenua.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Era por confirmarlo. Como puedes ser un calzonazos incluso con tu amante.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Pusilánime mejor, si no te importa.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: No me importa, te viene que ni pintado. ¿Y a Ella le vale esa situación a medias?
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Le debe valer, porque consiente y acepta. Además luego hace su vida.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: O sea que eres un divertimento.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Más o menos, creo que sí.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: ¿Y Ella para ti?
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Una válvula de escape.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: ¿Por qué no te vas con Ella? Yo no te ato a ninguna silla para que no te escapes, ni me voy a suicidar si te marchas.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Porque es una situación tan desagradable para mí como para ti, trato de evitarla.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: ¿Pero la quieres?
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Creo que no, pero estar con Ella significa no estar contigo, que es lo único con lo que sueño en cada momento del día.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: No sé como Ella soporta este absurdo.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: No sé cómo lo soportas tú.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Si lo sabes.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Lo imagino. Porque somos iguales.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Iguales. Lo soporto para no enfrentarme al hecho de que hace años que estamos equivocados. Porque es fácil. Porque no me interesa mover nada porque puedo caerme.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: No puede ser peor.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Sí que puede, si no lo habríamos dejado.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: ¿Sugieres que seguimos juntos por pereza?
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Exacto.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: ¡Pero nos hacemos daño!
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: No, no nos hacemos el suficiente daño como para aborrecernos. Somos grises, y el gris se aguanta. Ni siquiera llegamos a insultarnos. Así se puede seguir para siempre.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Para siempre.
Silencio. Silencio. Silencio.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Creo…
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Qué.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Creo que ya no te quiero en absoluto.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Yo tampoco. Ni un poco. Ni cariño.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Yo tampoco. Ojalá te odiara pero simplemente no te quiero.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Te repites.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: ¿Qué?
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Que te repites. Ni siquiera te escuchas a ti mismo.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Sí. Ya.
Silencio.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Me estoy asfixiando con este inténto patético de conversación. Voy a huir al ordenador, a un mundo donde sí me respondan.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Sí, vete, nos haces un favor a ambos.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Reapareceré antes de ir a dormir.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Por mí como si no lo haces. Trataré de acostarme antes de que acabes.
Pausa. Pausa. Pausa.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: Creo que no podré soportar seguir hablando de la nada.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Pues vayámonos a la cama, no hay nada más fácil.
SOMBRA DESLENGUADA DE ISRAEL: De acuerdo, eso es bastante sencillo, sí.
SOMBRA DESLENGUADA DE FÁTIMA: Mañana por la mañana no tendremos que vernos más que unos minutos. Es fácil.
Que se mezclen, que hablen, que se griten, que rompan este repugnante statu quo sin sentido, que se escupan a la cara, que se desgarren, que las sombras no sean sombras, por favor que hagan algo, que hagan algo.
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