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ISRAelPROFEDELENGUA

¡Nieve!

La nieve es bella un tiempo, fastidiosa después (como la vida misma, diría alguno). Lo de la belleza no merece explicación; lo del fastidio sí. Y es que a muchos de los alumnos del Baronceli les impide ir a clase... ¿Pues mejor pa' ellos, así tienen un día de vacaciones? Bueno, que se lo pregunten, a ver qué harían sin ese gran club social que es el instituto...

Para un urbanitas litoralis de nacimiento como yo, la nieve siempre es un acontecimiento. Aunque en Verín apenas cayeron unos copos de existencia efímera, no fue lo mismo, por ejemplo, un poco más al norte, donde la cabeza del valle de Monterrei se confunde con las últimas estribaciones de la sierra de Trives, en Cerdedelo, a unos kilómetros del Monte do Invernadoiro. A la entrada del Parque, dirección Portocamba, no nos atrevimos a subir Andrés -el profe de mates- y yo, pero fue suficiente para disfrutar como enanos el blanco espectáculo del invierno. Hicimos un muñeco de nieve (bueno, lo hizo él, yo solo llevé la zanahoria). Y es que nunca hay que dejar de ser un poco niño...

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