Reescribiendo el Quijote
"Se le pasaban las noches corrigiendo exámenes de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho corregir, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los exámenes: faltas de ortografía y sintaxis mal construida, tachones y manchas de típex, enunciados incompletos y frases imposibles... Y tanto se acostumbró a todo ello, que se le asentó en la imaginación que eran verdaderos y correctos todos aquellos disparates que leía, y comenzó a escribir él mismo igual que los autores de los exámenes, creyendo que sus errores y sinsentidos eran la cosa más cierta del mundo..."
1 comentario
Alejandro de Pablo Martínez -
Me parece un honroso homenaje tanto al autor como a quienes se ven en la situación.