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ISRAelPROFEDELENGUA

Perlas musicales

Nómadas

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Franco Battiato es uno de los cantautores más extraordinarios y atípicos que he escuchado. Comparto con vosotros una canción suya, una de mis preferidas. Podría hacer un ejercicio de comparación con la Oda a la vida retirada de Fray Luis, pero hoy solo me apetece escuchar...

Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo
la encontrarás, la encontrarás al final de tu camino.
Largo el tránsito de la aparente dualidad,
la lluvia de Septiembre despierta el vacío de mi cuarto
y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento,
y me iré de la ciudad, esperando un nuevo despertar.
Los viajantes van en busca de hospitalidad,
en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad,
y después duermen sobre las almohadas de la tierra.
Forastero que buscas la dimensión insondable,
la encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino.

Héroes del silencio

Héroes del silencio

Para mí, todo empezó a finales de los años 80, con "Mar adentro", perteneciente al álbum El mar no cesa (1988). Esa canción, que yo escuché por vez primera con catorce años, era la expresión perfecta de las sensaciones que bullían en mi turbio interior adolescente. Fue la primera vez que me identifiqué con una canción de una manera definida, cuando aprendí que la música no era solo ritmo y melodía, sino una sublime forma de comunicación. 

Mi romance con Héroes del silencio llegó a su punto culminante con la publicación en 1990 de Senderos de traición, el álbum definitivo, más hecho, más concentrado, más heroico. Con las letras de "Entre dos tierras", "Maldito duende", "Senda", "Hechizo", "Oración"... me hice joven, y empecé a comprenderme a mí mismo. Cantarlas a pleno pulmón era una liberación para mí, un hecho casi trascendente. Bumbury y los suyos me acompañaban siempre en mis momentos más oscuros y taciturnos.

He de encontrar
una senda que me lleve a un lugar,
y no me siento capaz de iniciar
nueva vida sin más.
Quisiera emprender
la aventura que no me haga volver,
dejar de una vez
lo que yo mismo no puedo entender.

Por una vez
lo que siempre soñé hacer,
prometerme
construir una senda.
Por una vez
lo que siempre soñé hacer,
prometerme
construir una senda
que pueda recorrer.

Detrás de un disfraz,
tartamundo ante la adversidad,
con un hilillo de voz
se va la poca razón
que nos permite tu escaso valor.
Y he de cruzar,
dar el paso hacia una vida anterior,
si hay destellos de magia
entre los besos de la traición.

Por una vez
lo que siempre soñé hacer,
prometerme
construir una senda.
Por una vez
lo que siempre soñé hacer,
prometerme
construir una senda que pueda recorrer.

Luego la música de Héroes se fue apagando, igual que los ecos de mi adolescencia. Pero no puedo evitar un escalofrío cada vez que escucho alguno de sus temas...

Aquí está en vídeo uno de sus conciertos del tour 2007, en México DF:

1825 días...

Amor, aquí está tu regalo... (activa los altavoces).

Te quiero...

Sabina

Sabina, genio, poeta de callejones mortecinos, músico de esquinas pisoteadas, cantante de tabernas y burdeles, maestro de la metáfora, historiador de épicas cotidianas, portavoz de miserables... Sabina, cuando tu voz gastada y tu porte bohemio ya no inunde ningún escenario, todavía nos quedará tu poesía y tu música, abrazadas como amantes perfectos...  

Hoy te he rendido humilde homenaje, conduciendo entre las líneas discontinuas de una carretera húmeda como el alma. Hoy he cantado tus poemas, y me han venido a la mente otros de otras viejas voces...

CALLE MELANCOLÍA

Joaquín Sabina

 

Como quien viaja a lomos de una yegua sombría,
por la ciudad camino, no preguntéis adónde.
Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden.

Las chimeneas vierten su vómito de humo
a un cielo cada vez más lejano y más alto.
Por las paredes ocres se desparrama el zumo
de una fruta de sangre crecida en el asfalto.

Ya el campo estará verde, debe ser primavera,
cruza por mi mirada un tren interminable,
el barrio donde habito no es ninguna pradera,
desolado paisaje de antenas y de cables.

Vivo en el número siete, calle Melancolía.
Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría.
Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía
y en la escalera me siento a silbar mi melodía.

Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte.

Luego, de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama;
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama.

Trepo por tu recuerdo como una enredadera
que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy
esa absurda epidemia que sufren las aceras,
si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy.

 

ES UNA TARDE CENICIENTA Y MUSTIA

Antonio Machado

 

Es una tarde cenicienta y mustia, / destartalada, como el alma mía; / y es esta vieja angustia  / que habita mi usual hipocondría. / La causa de esta angustia no consigo / ni vagamente comprender siquiera; / pero recuerdo y, recordando, digo: / —Sí, yo era niño, y tú, mi compañera. // 

Y no es verdad, dolor, yo te conozco, / tú eres nostalgia de la vida buena / y soledad de corazón sombrío, / de barco sin naufragio y sin estrella. //

Como perro olvidado que no tiene / huella ni olfato y yerra / por los caminos, sin camino, como / el niño que en la noche de una fiesta / se pierde entre el gentío / y el aire polvoriento y las candelas / chispeantes, atónito, y asombra / su corazón de música y de pena, //

así voy yo, borracho melancólico, // guitarrista lunático, poeta, // y pobre hombre en sueños, // siempre buscando a Dios entre la niebla. //

 

DONDE HABITA EL OLVIDO

Joaquín Sabina

 

Cuando se despertó,
no recordaba nada de la noche anterior.
“Demasiadas cervezas”,

Dijo al ver mi cabeza al lado de la suya,

en la almohada…
y la besé otra vez.
Pero ya no era ayer, sino mañana…
Y un insolente sol, como un ladrón entró
por la ventana.

El día que llegó
tenía ojeras malvas y barro en el tacón,
desnudos, pero extraños,

nos vio, roto el engaño de la noche,

la cruda luz del alba.
Era la hora de huir,
y se fue, sin decir: “Llámame un día”.
Desde el balcón, la vi perderse en el trajín
de
la Gran Vía.

Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido,
una vez me contó

un amigo común que la vio
donde habita el olvido.


La pupila archivó
un semáforo rojo, una mochila, un Peugeot
y aquellos ojos miopes
y la sangre al galope por mis venas
y una nube de arena
dentro del corazón,
y esta racha de amor sin apetito.
Los besos que perdí por no saber decir:
“Te necesito”.


Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no tienen mucho sentido,
una vez me contó
un amigo común que la vio
donde habita el olvido.

 

Donde habita el olvido…

 

DONDE HABITE EL OLVIDO

Luis Cernuda

 

Donde habite el olvido, / en los vastos jardines sin aurora; / donde yo sólo sea / memoria de una piedra sepultada entre ortigas  / sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. //
Donde mi nombre deje / al cuerpo que designa en brazos de los siglos, / donde el deseo no exista. //
En esa gran región donde el amor, ángel terrible, / no esconda como acero  / en mi pecho su ala, / sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. //
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, / sometiendo a otra vida su vida,  / sin más horizonte que otros ojos frente a frente. // 
Donde penas y dichas no sean más que nombres, / cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; / donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, / disuelto en niebla, ausencia, / ausencia leve como carne de niño. / Allá, allá lejos; / Donde habite el olvido. //

"Это всё", de ДДТ

Entregado definitivamente a la nostalgia, cuelgo aquí una de las mejores baladas de rock que he escuchado en mi vida. ¿Te acuerdas, Mijal, cuando fuimos a aquel concierto en Minsk?

Y el estribillo... "Es todo lo que permenece después de mí. Es todo lo que llevaré conmigo".

"Nathalie", de Gilbert Bécaud

Esta es la canción que me acompañó muchas noches bielorrusas, hace casi diez años. La descubrí casi de casualidad, y no puedo dejar de emocionarme cada vez que la escucho. En memoria de esos maravillosos años, dedicada a mis amigos francófonos que alguna vez tomaron té en la komnata 507A.

La letra la tenéis aquí.