Despedida del curso 2007/08

Con la reunión final del claustro de profesores y del Consello escolar, este viernes 27 de junio ponemos, con permiso de los próximos exámenes de septiembre, el punto y final a este curso 2007/08. Los calores veraniegos han sustituido ya a la pertinaz niebla que cubrió el valle de Monterrei muchas mañanas, y es el momento de los análisis, de las reflexiones. Este año han visto la luz muchas ideas brillantes por las que felicitarse. Otras que nacieron con la mejor de las intenciones se encontraron pronto condenadas al fracaso. Otras, incluso, han sido relegadas al baúl viejo y polvoriento donde las ideas sin usar languidecen y mueren... Algunas cosas han salido muy bien, otras no tanto. Es la vida misma: alegrías y tristezas, esperanzas y decepciones, risas y tensiones... Todo es nuestro y de todo aprendemos. Quedan por delante unas merecidas semanas de descanso para recargar pilas y comenzar el próximo curso con ánimos renovados.

Con el análisis de todo lo que ha sido este año, llega también la hora de las despedidas, la hora del adiós. Muchos alumnos y profesores nos dejan, y quizá a muchos no volvamos a verlos nunca más. Cada cual elegirá su propio camino, y esta época, vivida con tanta intensidad, irá desdibujándose cada vez más, quizá hasta caer en la gran nebulosa del olvido... O no. Quizá, en un futuro lejano, aquellos que hoy nos dejáis, que ya habréis encontrado vuestro propio camino, y no el de ningún otro, os detengáis, echéis la mirada atrás, y recordéis con una fina nostalgia, adornada tal vez por una sonrisa, aquel Instituto de nombre tan extraño y peculiar. Vosotros ya sois historia viva del Baronceli; ojalá también el Baronceli forme parte para siempre del lado más feliz de vuestra historia y os haya hecho crecer como personas.

La imagen del "cruceiro" creado por Paco y un grupito de amigos de los maios me sirve a mí hoy para desearos toda la suerte del mundo. Igual que muchos "cruceiros" fueron concebidos para bendecir, consolar y animar a los caminantes, quizá éste también os sirva de bendición, consuelo y ánimo en esta nueva etapa que se abre ante vosotros, en la encrucijada de caminos de Queizás, Verín.

Hasta siempre.

Los profes que nos dejan recibiron una máscara de cigarrón de Sargadelos...