Semana Santa
La Semana Santa, con su típico e infinito rosario de procesiones, ha concluido. Seguro que hay excepciones, pero la mayoría de los apasionados de esta imaginería paseante volverán a sus rutinas vitales en las que poco o nada se acordarán de Dios y de este fervor pascual suyo. Yo me pregunto qué tendrá que ver el sencillo mensaje del cristianismo bíblico con este folklore santero de imágenes empapeladas de flores y billetes de cincuenta euros. Jesús, que luchó denonadamente con sus palabras contra la hipocresía, el fanatismo y el tradicionalismo religioso de sus contemporáneos, se habría echado las manos a la cabeza ante las multitudinarias demostraciones de encendida pasión de los encapuchados y sus acólitos, que atemorizan más que invitan a una serena reflexión sobre qué significa en verdad la Semana Santa. Yo, que creo en Dios y en lo que dice la Biblia, pero que no comparto este festival procesional, sí tengo predilección por una imagen de Cristo: el relieve que un preso anónimo hizo en la pared de la celda 21 del bloque 11 (el “bloque de la muerte”) del Campo de Concentración de Auschwitz. Esto sí que pone los pelos de punta.
1 comentario
Serafín -