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ISRAelPROFEDELENGUA

"Slumdog millonaire" y el Lazarillo

Acabo de ver esta globorizada y oscarizada película en mi cine favorito, el Avenida de Caldas de Reis. Digo favorito porque la entrada es barata y suelo ver las películas solo con mi mujer, disfrutando de la aventura de la gran pantalla como si estuviese en el salón de mi casa. Así que me da igual que los estrenos lleguen con un mes de retraso, o que la pantalla sea pequeña, o que el sonido no sea Dolby Surround... Yo me siento como en un pase privado: tú y tu pareja solos en una sala de cine, ¿quién da más por menos? Algún día cerrarán este viejo cine Avenida, y entonces nos preguntaremos por qué no fuimos más a menudo...

Hoy tocó Slumdog millionaire, literalmente "Perro de tugurio millonario". El título sintetiza el argumento: un chico de un paupérrimo barrio de Mumbay (Bombay) concursa en el famoso concurso de TV ¿Quieres ser millonario? El guion de Simon Beaufoy (guionista también de Full Monty) adapta de manera sublime -y lo digo todo lo riguroso que puedo ser sin haberla leído- la novela Q and A, de Vikas Swarup, que espero tener pronto en mi biblioteca. Yamal, el chico del té de una empresa telefónica, es elegido para el concurso sin más esperanza que la de que la chica de la que está enamorado pueda verle por la tele. El azar quiere que las preguntas (que se convierten en el elemento estructural principal del film) constituyan el resumen de la durísima vida de él y de su hermano mayor, así que él va contestando progresivamente, con tanto acierto que pronto se sospecha de un posible fraude. Ahí empieza el discurso cinematográfico, en una sala de interrogatorios en una comisaría. El policía visiona con él la grabación del programa; las explicaciones de Yamal van tejiendo la dura historia de su vida desde niño, ofreciendo a la vez un terrible panorama de la miseria de la India (esto, por cierto, ha sido muy criticado en la India por mostrar una imagen estereotipada del país).

La picaresca de Yamal y de su hermano para lograr sobrevivir, con momentos muy cómicos también, y el retrato inmisericorde de la sociedad india, recuerdan muchísimo al Lazarillo de Tormes. Lo que ocurre es que la historia de Lázaro no tiene nada de cuento de hadas, como la de Yamal. Lázaro no llega a ser ni rico ni famoso, pero se conforma con su oficio de pregonero de vinos, conseguido a costa de ignorar deliberadamente que su mujer sea quien caliente las sábanas al arcipreste que le ha conseguido el trabajo. Como vemos, Lázaro no escapa de la miseria económica y moral: se adapta a ella. Yamal sí que escapa de ella: el amor y su fidelidad a Latika lo mantiene puro, pese a todas las penalidades sufridas, y con la firme voluntad de vivir una vida digna, aunque pobre. Su hermano, su contrapunto moral, sí se deja arrastrar hacia el lado oscuro, cediendo a la tentación de la vida delictiva, pero acabará redimiéndose con su sacrificio final, que permitirá a los protagonistas consumar el sueño de una vida feliz.

Un cuento de hadas moderno este Slumdog millionaire. Tan creíble como la Cenicienta, pero a veces también nos gusta creer en cuentos de hadas. Nos dan esperanza. A quien no le gusten los cuentos de hadas, tiene argumentos sobrados para disfrutar de esta película, buena, buena, buena. Frente a esto, el Lazarillo no hace soñar, sino entender mejor la perversa naturaleza humana.

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