El Futurismo
El Futurismo inauguró las vanguardias, allá por los principios del siglo XX. Las vanguardias eran la respuesta al agotamiento de la literatura comprometida de la segunda mitad del siglo XIX, pero también rechazaban la sensibilidad y la estética del modernismo de 1900 (Rubén Darío, el Valle-Inclán de las Sonatas, las primeras obras de Juan Ramón Jiménez). Los artistas abandonaron los planteamientos clásicos y buscaron nuevos temas y formas de expresión rompedoras, desafiantes, subversivas, que respondieran mejor a las circunstancias del nuevo siglo. La poesía fue concebida como una creación antisentimental, intelectual, lúdica, evasiva... Y esos poetas exploraron nuevos caminos, que cristalizaron en el futurismo, el cubismo, el dadaísmo, el creacionismo... Los autores de la Generación del 27 (Salinas, Gerardo Diego, Aleixandre, Prados, Altolaguirre, Lorca, Alberti, Dámaso Alonso...) encontraron aquí su primera inspiración.
Particularmente fascinados por el progreso, la técnica, la velocidad... los futuristas abandonaron los tradicionales cánones de belleza y dedicaron sus obras a los productos de la nueva sociedad. FilippoTommaso Marinetti resumió la doctrina futurista en su famosa frase: "un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia" (Le Figaro, 20 de febrero de 1909). Sin embargo, los acontecimientos históricos que habrían de vivir esos escritores, particularmente el duro período de entreguerras y la crisis del 29, provocaron que el arte dejase de girar sobre sí mismo y mirase al mundo alrededor. El expresionismo (Divinas palabras de Valle-Inclán, por ejemplo, Kafka, Brecht...) y el surrealismo (Poeta en Nueva York de Lorca, Sobre los ángeles de Alberti o Hijos de la ira de Dámaso, algo más tarde) continuaron las vanguardias, pero de un modo mucho más humanizado, más solidario, más comprometido. Aquí tendríamos la poesía de madurez del gran grupo poético del 27.
Las primeras vanguardias, sin embargo, quedarían para siempre en el recuerdo como paradigma de la originalidad y de la búsqueda de nuevas perspectivas. Pedro Salinas, uno de los veteranos de la Generación del 27 y que también hizo sus escarceos por la estética futurista, escribió el poema que os invito a leer:
UNDERWOOD GIRLS
Quietas, dormidas están,
las treinta, redondas, blancas.
Entre todas
sostienen el mundo.
Míralas, aquí en su sueño,
como nubes,
redondas, blancas, y dentro
destinos de trueno y rayo,
destinos de lluvia lenta,
de nieve, de viento, signos.
Despiértalas,
con contactos saltarines
de dedos rápidos, leves,
como a músicas antiguas.
Ellas suenan otra música:
fantasías de metal
valses duros, al dictado.
Que se alcen desde siglos
todas iguales, distintas
como las olas del mar
y una gran alma secreta.
Que se crean que es la carta,
la fórmula, como siempre.
Tú alócate
bien los dedos, y las
raptas y las lanzas,
a las treinta, eternas ninfas
contra el gran mundo vacío,
blanco a blanco.
Por fin a la hazaña pura,
sin palabras, sin sentido,
ese, zeda, jota, i...
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