"Ítaka", de Konstantinos Kavafis
A veces -no tantas como sería preferible- la publicidad en televisión nos regala momentos asombrosos, que enaltecen al creativo publicitario. Anuncios que pasan a la historia por su originalidad, su belleza, su inteligente sentido del humor... SEAT lanzó hace unas semanas al mercado su nuevo EXEO con un spot, rodado en las calles de Lisboa, en el que la elegancia del coche en cuestión se combinaba con evidentes guiños a la estética de la cultura helenística (el caballo, la fuente, la estatua...). Y una voz en off recitando los primeros versos de Ítaca, el poema más conocido de Konstantinos Kavafis (poeta griego admirado fervientemente por un 27 como Luis Cernuda, por cierto) hasta llegar al final, con un eslogan conciso: "Nuevo Seat Exeo. Cada viaje, algo excepcional". Aquí está el anuncio:
SEAT explica en su web el anuncio:
"Este enfoque ha sido el punto de partida para la campaña publicitaria de lanzamiento internacional. El anuncio de televisión hace referencia a la historia de Odiseo, Rey de Ítaca. Durante el largo viaje de vuelta a su patria se da cuenta de que lo importante no es el destino final, sino las maravillas del viaje y la experiencia acumulada por el camino. El poema que acompaña el anuncio narra esta historia de aventuras y descubrimientos, pero la enfoca hacia un viaje normal, en un día cualquiera en un barrio común. El Exeo se encarga de llenar de emociones al conductor.
El anuncio fue filmado en la ciudad de Lisboa por el director Alexander Paul, de Sonda Productions. El fotógrafo especializado Manu Agah realizó la producción gráfica en la ciudad de Barcelona y alrededores. Ambos son internacionalmente reconocidos por su trabajo."
Y este es el poema:
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado.
Sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.
Algunos "kavafianos" se han escandalizado por la utilización mercantilista de este maravilloso poema, como Antonio Rico en La Nueva España:
"Es por todo esto por lo que los kavafistas exigimos la inmediata retirada del nuevo anuncio televisivo del Seat Exeo, en el que se hace un uso mezquino, utilitarista, completamente irrespetuoso, de uno de los textos más hermosos jamás escritos por mano humana, -perdón, quise decir «divina»-, como es el extenso poema «Ítaca», fuente inagotable de belleza, compendio de sabiduría nunca superada, y que en el blasfemo spot de Seat aparece fragmentado, ridiculizado, asociado de forma vulgar a una prosaica mercancía de venta. Una vez más la niñatería publicitaria roba textos de dimensiones seculares para utilizarlos desde la ignorancia y la temeridad de formas que hubieran horrorizado a sus autores. Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de aprendizajes, y debe importarte una mierda seca el coche en el que viajas. Creo en Konstantin Kavafis. Amén."
Efectivamente, en el viaje a la Ítaca personal no debe importarte mucho tu medio de transporte (acordémonos de la caravana de camellos en la que se enrola el protagonista de El alquimista de Coelho para conseguir su tesoro). Ni la Ítaca personal debe ser la posesión de un automóvil, por muchos caballos que tenga. Aún así, Rico se pasa de vueltas con su crítica, mitad teatral, mitad visceral, y con un snobismo culturalista (que no cultural, ojo) que tira para atrás. Cada cual que juzgue. Yo aplaudo el anuncio. Sin complejos, sí señor. Cuando los creativos publicitarios aciertan, aciertan, y no me rompo las vestiduras porque se hayan basado en un poema, ni siquiera si es para anunciar un coche, emblema al parecer del desenfreno capitalista (¡yo también tengo uno, cielos!). Lo que sí es cierto es que quizá muchos curiosos, tras ver el anuncio del Exeo, se animarán a investigar cómo sigue el texto... ¿Que Kavafis se habría revuelto en su tumba al ver la manipulación de su obra? Pues ni idea, la verdad. O puede que en el fondo de su corazón, sintiese cierto puntito de vanidad bien entendida. Eso sí, junto a la letra pequeña quizá podrían haber puesto la autoría del texto (aunque... pasa tan rápido que siempre nos quedará la duda de si lo han puesto... ;-)
Donde SEAT comete una equivocación de agárrate es cuando dice que "el poema que acompaña el anuncio narra esta historia de aventuras y descubrimientos". No narra ninguna historia (eso lo hace la Odisea de Homero, que ya lo hace pero que muy bien). Hoy estuvimos leyendo el poema en clase, con los chicos de 4º de ESO. Algunos la función simbólica no la tienen muy desarrollada todavía y no entendieron bien el significado metafórico del poema. Otros más avezados sí lo lograron, pero finalmente todos fueron desentrañando los significados de Ítaca. Yo se lo dediqué a ellos, porque pronto abandonarán el Instituto para empezar una nueva etapa en sus vidas. Qué mejor momento vital para disfrutar este poema, que nos habla de nuestras aspiraciones, de nuestras metas, de nuestros sueños. Quien no tiene una Ítaca personal se comporta como Estragón y Vladimir, los dos personajes de Esperando a Godot, de Samuel Beckett, unos parásitos de la vida que no saben hacer otra cosa que esperar absurdamente algo que jamás llegará. Y las aspiraciones, las metas, los sueños... han de ser perseguidos, ellos no vendrán a ti solos.
Y cuando emprendas la búsqueda (el viaje, metáfora de la vida desde tiempos inmemoriales) a tu sueño (Ítaca, la meta de Ulises, su patria anhelada tras combatir en la guerra de Troya, no te obstaculizarán las dificultades que se te presenten (lestrigones, cíclopes, airado Poseidón) siempre que no lleves esos miedos dentro de ti. No tengas prisa (pide que tu camino sea largo) porque las dificultades te enriquecerán. Prueba cosas nuevas (puertos nunca antes vistos), disfruta de las cosas bellas (de Fenicia / compra objetos hermosos), ten la mente abierta para aprender cosas nuevas (ve a muchas ciudades egipcias). Y cuando finalmente cumplas tu sueño, quizá te parecerá que tus expectativas eran demasiado altas (Y si la encuentras pobre), pero te darás cuenta de cómo son tus experiencias vitales las que te han verdaderamente enriquecido.
Madre mía, qué buen poema, qué bueno. Por cierto, es modernista... Qué frutos tan grandiosos los de este movimiento, qué grandiosos...
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