El alcohol perjudica seriamente... el arbitraje
Este vídeo seguro que ya lo habéis visto, no creo que haya canal de televisión del mundo que no lo haya emitido... En él un árbitro de fútbol bielorruso, Sergei Shmolik para más señas, exhibe ante jugadores y espectadores una solemne cogorza. Se ve que en el descanso el tipo se pasó con el vodka. Como no se tenía en pie, el trencilla trató de fingir una lesión de espalda, pero está claro que no se trataba de una lumbalgia... Se pueden escuchar perfectamente los jaleos y risas del público, que ya veía como el señor Shmolik se limitaba a pasear descoordinadamente por el círculo central, gesticulando de manera extraña y soplando su silbato sin coherencia alguna.
La cosa sucedió curiosamente en Bielorrusia, y digo lo de "curiosamente" porque es un país que llevo en el corazón, pues pasé tres años de mi vida allí. La gente puede resultar en algunos casos algo fría y desconfiada, pero enseguida te abre las puertas de su casa y de su corazón, y ahí ves su enorme sencillez, pureza, amabilidad. También gusta el fútbol, cómo no, pero el arte del balompié no es tan popular como el arte del vodka. Recuerdo como una tarde después de un concierto de música clásica, todo cultura y sensibilidad artística, el director de orquesta se reunió con los profesores de la facultad de español, y de su maletín sacó con toda la naturalidad del mundo... una botella de vodka. El vodka, servido solo, acompañado de unos canapés de salchichón o de lo que se tercie, forma parte de cualquier celebración en la vida social bielorrusa; de hecho, rechazar una invitación casi es un insulto... Se trata de un elemento tradicional de socialización: el propio brindis es un tema muy, muy serio. Alguien se levanta con el vaso en alto, brindando por el reencuentro... todos beben al unísono. Un poco más tarde, otro se levanta, vaso en alto, brindando por la amistad, por el futuro... todos beben al unísono. Un tercero se levanta aún, para brindar por el amor... todos beben al unísono. Nunca se debe beber solo: quizá esa es la diferencia entre el desgraciado alcohólico de rostro amarillento por la cirrosis que vagabundea por las calles y el bebedor social. No sé a qué grupo pertenecería este árbitro... pero está claro que el alcohol no es un buen acompañante cuando tienes que arbitrar un partido de fútbol, o hacer cualquier cosa que requiera tus cinco sentidos en plena forma...
Por cierto, la Federación bielorrusa ha suspendido indefinidamente al árbitro. Y es que, para bien o para mal, todo lo que hacemos tiene consecuencias...
2 comentarios
profedelengua -
PS.: Cuando llegue el momento, acordaos de comprar LaGaZetaDeTerZero, ¿eh?
Muchos besossssssss.
puri -