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ISRAelPROFEDELENGUA

Quevedo y el Photoshop

El dominio de la palabra de Quevedo fue simplemente grandioso. Creo que nadie se le puede comparar, ni siquiera Cervantes, en este sentido. Quevedo, el genio del lenguaje, era también un hombre desengañado. De hecho, es esta faceta la que le empujó a crear sus mejores páginas. Por ejemplo, el ensayo en forma narrativa de El mundo por de dentro, en el que Desengaño, viejo venerable en sus canas, maltratado, roto por mil partes el vestido y pisado; no por eso ridículo, antes severo y digno de respeto, guía a Quevedo a la calle mayor del mundo, la calle de la hipocresía, en la que no hay nadie casi que no tenga, si no una casa, un cuarto o un aposento. Diferentes personajes en diferentes situaciones son "desenmascarados" por el Desengaño. La última de la lista es una mujer hermosa, que iba escondiendo el rostro a los que ya lo habían visto y descubriéndolo a los que estaban despistados. [...] Los cabellos, martirizados, hacían sortijas a las sienes. El rostro era nieve y grana y rosas que se conservaban en amistad esparcidas por labios, cuello y mejillas; los dientes trasparentes; y las manos, que de rato en rato nevaban el manto, abrasaban los corazones. El talle y paso ocasionando pensamientos lascivos; tan rica y galana como cargada de joyas recibidas y no compradas.

Quevedo pierde el sentido: "¡Qué ojos tan hermosos honestamente! ¡Qué mirar tan cauteloso y prevenido en los descuidos de una alma libre! ¡Qué cejas tan negras, esforzando recíprocamente la blancura de la frente! ¡Qué mejillas, donde la sangre mezclada con la leche engendra lo rosado que admira! ¡Qué labios encarnados, guardando perlas que la risa muestra con recato! ¡Qué cuello! ¡Qué manos! ¡Qué talle! Todos son causa de perdición y juntamente disculpa del que se pierde por ella."

El Desengaño le reprende: "Hasta agora te juzgaba por ciego y agora veo que también eres loco [...] Pues sábete que las mujeres lo primero que se visten en despertándose es una cara, una garganta y unas manos, y luego las sayas. Todo cuanto ves en ella es tienda y no natural. ¿Ves el cabello? Pues comprado es y no criado. Las cejas tienen más de ahumadas que de negras, y si como se hacen cejas se hicieran las narices, no las tuvieran. Los dientes que ves, y la boca, era de puro negra un tintero y a puros polvos se ha hecho salvadera. La cera de los oídos se ha pasado a los labios y cada uno es una candelilla. ¿Las manos, pues? Lo que parece blanco es untado. ¡Qué cosa es ver una mujer que ha de salir otro día a que la vean, echarse la noche antes en adobo y verlas acostar las caras hechas cofines de pasas, y a la mañana irse pintando sobre lo vivo como quieren! ¡Qué es ver una fea o una vieja querer, como el otro tan celebrado nigromántico, salir de nuevo de una redoma! ¿Estáslas mirando? Pues no es cosa suya. Si se lavasen las caras no las conocerías. Y cree que en el mundo no hay cosa tan trabajada como el pellejo de una mujer hermosa, donde se enjugan y secan y derriten más jalbegues que sus faldas. Desconfiadas de sus personas, cuando quieren halagar algunas narices, luego se encomiendan a la pastilla y al sahumerio o aguas de olor, y a veces los pies disimulan el sudor con las zapatillas de ámbar. Dígote que nuestros sentidos están en ayunas de lo que es mujer y ahítos de lo que le parece. Si la besas te embarras los labios; si la abrazas, aprietas tablillas y abollas cartones; si la acuestas contigo, la mitad dejas debajo la cama en los chapines; si la pretendes te cansas; si la alcanzas te embarazas; si la sustentas te empobreces; si la dejas te persigue; si la quieres te deja."

¡Qué grande, Quevedo! ¡Qué increíble tu pluma! Y qué actual... Porque el artificio, el triunfo de las apariencias, no es cosa del siglo XVII, de una época o de un lugar, es un asunto atemporal. Y hoy, las nuevas tecnologías y el Photoshop se alían con las campañas publicitarias de las grandes marcas para disfrazar la realidad, seducir al consumidor y engordar sus listas de resultados.

Yo ahora veo con otros ojos las fotografías que aparecen en las portadas de las revistas. Pero no hace falta hablar solo del marketing "de alto standing": basta con comprobar los datos que dicen -papá, regálame unas tetas por mi cumpleaños- que España es el lugar donde más operaciones de cirugía estética se realizan, basta con analizar el éxito de la industria cosmética, basta con observar lo cotizados que están los asesores de imagen, basta con saber cuántos minutos debe levantarse antes una mujer para prepararse a conciencia y estar "divina de la muerte", basta con ver la babosa estupidez con la que los hombres nos damos la vuelta al ver unos pechos realzados por un wonderbra...

El mundo no ha cambiado tanto, solo la tecnología que lo mueve. Si Quevedo manejase Photoshop, seguro que firmaría esto:

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