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ISRAelPROFEDELENGUA

La Costa de Arrábida y Caparica: de Setúbal a la Praia do Meco

Con el nombre de "Costa azul portuguesa" se conoce esta zona de costa situada entre Setúbal, en el estuario del río Sado y frente a la península de Troia, y el cabo Espichel. Sin duda, parece que en lugar del Atlántico, estuviésemos en Baleares o en Cerdeña: el parque natural de Arrábida está conformado por un inmenso bosque bajo de tipo mediterráneo que se sumerje en un mar cristalino de tonos verdosos. Pues hasta aquí nos fuimos este fin de semana, y aquí está el diario de este breve viaje.

DÍA 1. Lisboa nos recibe por la tarde, bella como siempre. Nos envuelve en su telaraña de calles y plazas, hasta que enfilamos por fin la avenida Almirante Reis, donde está la Residencia do Sul. Pocas veces hemos estado tan bien en un sitio pagando tan poco. Recomendable para todo viajero, la Residencia do Sul está ubicado en un antiguo edificio con una preciosa fachada, rehabilitado por dentro de manera impecable, adornadas sus paredes con hermosos murales de típicas estampas lisboetas.

 
Después, como jugando a la oca, vamos de plaza en plaza: Restauradores, Rossio, Comercio. Subimos a la Baixa (bendita paradoja), al Chiado. Nos esperan Pessoa frente a su café preferido, y el restaurante das Cabaças con un divino arroz tamboril que, efectivamente, hace repiquetear nuestras papilas gustativas. El último café nos lo tomamos con Abú, un senegalés de grandes ojos, que nos cuenta, él y sus ojos, la dura vida de un crucerista de patera transformado en vendedor ambulante de pulseras y collares.

DIA 2. La ocasión la pintan calva. Al otro lado del larguísimo puente Vasco da Gama está Alcochete, con su centro comercial outlet Freeport, que más parece una ciudad que un macrocomercio. El viajero más escéptico se rendirá a los encantos de esta Alhambra consumista de precios reducidos... Luego Setúbal y el Estalagem do Sado, nuestra base para las dos siguientes noches. La tarde la aprovechamos para internarnos por la serpenteante carretera que atraviesa la espectacular Sierra de Arrábida. Las panorámicas son soberbias.

 
La sensación de paraíso solo es enturbiada por unos mamotretos de cemento, en el extremo de la península de Troia. Justo la sensación contraria que ofrece el conjunto del Convento de Arrábida, en armoniosa comunión con la naturaleza.

 
Descendemos hacia el mar; en un garito del minúsculo Portinho de Arrábida nos tomamos una SuperBock. Qué bien entra, madre mía. En frente, los barcos de recreo parecen flotar sobre el aire. A nuestro regreso a Setúbal, la ciudad de Luisa Todi, nos metemos entre pecho y espalda una buena ración de sardinas y choco frito.

DÍA 3. Día playero. La mañana nos la pasamos tumbados en la Praia dos Coelhos, acompañados de Stieg Larsson y del suave rumor de las olas. El calor aprieta y el agua está helada: ésta es la única señal de que estamos en el Atlántico, y no en una cala de una isla del Egeo.

Siguiente parada, Sesimbra. La línea de litoral de la llamada "perla" de la Costa Azul portuguesa está destrozada por la fiebre del cemento; el castillo a lo lejos es testigo mudo de la catástrofe. Las marisquerías de las callejuelas interiores bullen de actividad. Huimos hacia cabo Espichel. Todo nos impresiona. El santuario de Nuestra Senhora que allí está parece un escenario de un western mexicano; solo faltan algunos arbustos rodantes y unos cuantos panchosvilla apostados con sus rifles.

 

Hacia el Norte, al fondo se vislumbra la costa de Cascais y Estoril. Más cerca, la larguísma praia de Meco raspa, como una cerilla encendiéndose, la Costa da Caparica. Allá nos vamos. Encajonada entre altos acantilados, en la salvaje praia do Meco conviven surferos y saltadores de parapente. La brisa se agradece.
Hacia el final del día nos recogemos en un amable chiringo de ambiente marinero, en lo alto del acantilado. Engullimos una sabrosísima cataplana de mariscos y pescado mientras vemos, al milímetro, como el sol se oculta en el horizonte.

DÍA 4. Regreso. El azar del viaje hace que hagamos una primera parada en Fátima. Fervor católico a espuertas. También es Portugal en estado puro. La última parada es en la agradable Viana do Castelo. Café y bolo de arroz. Obrigado...

4 comentarios

profedelengua -

Síiii... Estuve en Óbidos con los niños del Instituto, en la excursión de fin de curso, es un pueblo muy bonito... Tendré que llevar a Rebeca de paseo...
Un beso para todos vosotros.

A. B. -

Que tiernos!!. Os recomiendo en un próximo viaje Obidos, es un pueblo precioso está muy próximo a Caldas da Rainha y tirando un poco mas arriba Nazaret. Un bico.

profedelengua -

Sin ti no hubiese sido lo mismo. Siempre es un placer compartir viaje contigo. Un beso, soeur...

Susana -

¡Qué bella descripción para un fin de semanaestupendo!
Gracias y bicos