Deporte y política, mal cóctel
Fotografía de Reuters para el Diario Marca. La única bandera no española que ondea es la gallega.
Estoy un poco cabreado, y eso que España acaba de proclamarse Campeona de Europa. Cuando el árbitro del último partido de la Eurocopa pitó el final, me levanté del sofá como un poseso y me abracé a mis amigos: ¡España había ganado! Soy un futbolero empedernido, sufrido celtista para más señas, poco acostumbrado a degustar las mieles del éxito deportivo. Así que fuimos a celebrarlo, con el claxon a todo meter. Entonces unos tipos que paseaban por la acera portando una bandera de Galicia con una estrella roja en el centro me regalaron un corte de mangas. Vaya. Se me bajó un poco la euforia. A mí no se me hubiese pasado por la cabeza que saludar el triunfo de la selección de fútbol de España -en la que participan jugadores de todo el Estado- pudiese suponer una ofensa para ningún gallego. Pues sí. De acuerdo, hay gente que tiene ideas diversas respecto a la idea de Galicia y de España, es muy respetable e incluso saludable. Pero, por favor...
...déjenme en paz, frustrados antiespañolistas y rancios españolistas . Pueden ustedes quemar banderas si así sus vidas tienen más sentido, pero, por favor, no me toquen el fútbol...
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